31 de agosto de 2013

GEOGLIFOS EN LA PATAGONIA!

Geoglifos en Chubut
Arqueología-Arte-Contemplación
 
En la meseta patagónica Argentina,  provincia del Chubut, es posible identificar trazados ceremoniales hechos en el suelo a manera de surcos que apartan las capas superiores de piedras y tierra. El contexto físico y ámbito de muchos de estos geoglifos consiste en los llamados “picaderos” y sitios estratégicos para la subsistencia o de congregación de las tribus nativas de la Patagonia, incluyendo cercanía de aguadas o miradores naturales. 
Aún así no se descarta la posibilidad de una intervención exógena o no nativa en interacción con los pueblos patagónicos originarios. Esta “colaboración”, siempre dentro de la tradición local, podría incluso no ser simultánea, sino a través del tiempo. 
Debe tenerse en cuenta que muchos de los espacios que se denominan aquí "de congregación" de nativos, fueron utilizados miles de años antes por sus propios ancestros en algunos casos, y en otros por grupos diferentes e incluso referidos incidentalmente por los primeros europeos en llegar a la zona pero nunca vueltos a identificar. Tampoco se puede rechazar la posibilidad de que esos mismos sitios fuesen concurridos por integrantes de culturas desconocidas y viajeros arcaicos, de quienes se podría haber heredado parte de la gama simbólica  de los geoglifos. Es lícito pensar que algunos grupos o parcialidades nativas no hayan sido identificados por la etnografía ni por la ciencia en general y por lo tanto no hayan sido incluídos en ninguna clasificación o incluso ésta podría estar enmascarando mucha variabilidad dentro de cada grupo o tribu. Las clasificaciones étnicas en grandes áreas como la Patagonia ocultan la variación interna de sus poblaciónes.
 
En la zona inmediata de estos geoglifos es común hallar restos de herramientas líticas de todo tipo.

Los primeros geoglifos fueron hallados caminando en el terreno en diferentes momentos entre 2010 y 2011. Luego de algunas sesiones en el programa Google Earth, fue posible ubicar algunas de estas figuras y obtener las fotos satelitales. Algunos trazos, muy desgastados por el tiempo, no se visualizan en las satelitales de acceso común. 
La exploración del área, tanto en tierra como desde la altura confirmó que se trataba de un genuino campo de geoglifos de diferentes épocas en algunos casos superpuestos (palimpsesto).
Entre ellos se advierten dos técnicas diferentes: los mencionados surcos en la tierra y unos sobre-relieves grabados en  roca sedimentaria. Este último tipo de talla es visible con mayor claridad desde la altura de los acantilados y morfológicamente puede asociarse al resto de los geoglifos. 


Se trata de los primeros geoglifos patagónicos dados a conocer con un estudio y comprobación previa, que incluye un extenso trabajo de campo en el área, el cual incluye cientos de fotografías, algunas de las cuales están publicadas en este mismo blog. Esto permite despejar cualquier vaguedad que surgiría de mostrar únicamente las fotos satelitales. El estudio preliminar de los símbolos trazados que aquí se exponen, nos podría ayudar a visualizar una tradición, una coherencia “detrás” de las figuras… y porque no, llegar a tener conciencia de la antiguedad de este conocimiento explorando sus matrices simbólicas y abriéndonos a las comparaciones sin fronteras.                                                                                                                                                        

                                   Gustavo Rubino Begner                               


 Contexto histórico:                                                         

El contexto histórico nos permite visualizar que en Patagonia durante el siglo XIX e incluso entrado el siglo XX, algunos remanentes (casi relictuales) de aquellas antiguas ceremonias aún tenían sus adeptos  seguidores, a veces incluso por simple superstición e imitación. Los siguientes párrafos citados de Guillermo Cox y Pablo Neruda parecen confirmarlo.  

  GEOGLIFOS EN LA PATAGONIA EN 1863 

A continuación, un antecedente histórico que podría darnos información sobre la existencia de un culto de origen desconocido en la Patagonia que incluía el trazado de círculos y danzas junto a estos:
  "La meseta de Inihualhue es circular, una yerba menuda tapiza el suelo surcado por un riachuelo que corre con suave murmullo; cerca, a la derecha, se veía un cerro grande con nieve en la cima. Nos detuvimos para dejar descansar los caballos y acomodar las cargas. Luego en un círculo que hay trazado a la derecha, como de tres metros de radio, cada una de las personas de la comitiva con mucha seriedad,dio tres vueltas en un pie: esta ceremonia asegura el éxito del viaje a todo viajero que atraviesa el boquete, tanto para Valdivia como para las pampas. ¿De dónde viene esta costumbre perpetuada por la tradición?, nadie lo sabe, pero todos la cumplen con escrupulosa exactitud. El círculo tiene como dos pies de profundidad,y parece ahondado sólo con la repetición de la ceremonia. Nosotros conformándonos con la costumbre, dimos también las tres vueltas en un pie. La altura de la cima, señalada por el barómetro aneroide que llevaba, es de 922 metros."

Fuente: Viaje a las regiones septentrionales de la Patagonia- Guillermo Cox-(1862-1863)

Geoglifos en la Patagonia a mediados del siglo XX 

"Seguimos hasta entrar en un túnel natural que tal vez abrió en las rocas imponentes un caudaloso río perdido, o un estremecimiento del planeta que dispuso en las alturas aquella obra, aquel canal rupestre de piedra socavada, de granito, en el cual penetramos. A los pocos pasos las cabalgaduras resbalaban, trataban de afincarse en los desniveles de piedra, se doblegaban sus patas, estallaban chispas en las herraduras: más de una vez me vi arrojado del caballo y tendido sobre las rocas. Mi cabalgadura sangraba de narices y patas, pero proseguimos empecinados el vasto, espléndido, el difícil camino.
Algo nos esperaba en medio de aquella selva salvaje. Súbitamente, como singular visión, llegamos a una pequeña y esmerada pradera acurrucada en regazo de las montañas: agua clara, prado verde, flores silvestres, rumor de ríos y el cielo azul arriba, generosa luz ininterrumpida por ningún follaje.
Allí nos detuvimos como dentro de un círculo mágico, como huéspedes de un recinto sagrado, y mayor condición de sagrada tuvo aún la ceremonia en la que participé. Los vaqueros bajaron de sus cabalgaduras. En el centro del recinto estaba colocada, como en un rito, una calavera de buey. Mis compañeros se acercaron silenciosamente, uno por uno, para dejar unas monedas y algunos alimentos en los agujeros de hueso. Me uní a ellos en aquella ofrenda destinada a toscos Ulises extraviados, a fugitivos de todas las raleas que encontrarían pan y auxilio en las órbitas del toro muerto.
Pero no se detuvo en este punto la inolvidable ceremonia. Mis rústicos amigos se despojaron de sus sombreros e iniciaron una extraña danza, saltando sobre un solo pie alrededor de la calavera abandonada, repasando la huella circular dejada por tantos bailes de otros que por allí cruzaron antes. Comprendí entonces de una manera imprecisa, al lado de mis impenetrables compañeros, que existía una comunicación de desconocido a desconocido, que había una solicitud, una petición y una respuesta aun en las más lejanas y apartadas soledades de este mundo."


Pablo Neruda, Paso de Lilpela año 1949 (Memorias)


       VER LAS FOTOS DE LOS GEOGLIFOS EN LAS PÁGINAS DEL MENÚ MÁS ARRIBA




*A MI PADRE JOSÉ ANTONIO RUBINO*








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